Son bastantes las personas que, cuando piensan en ir al dentista, sienten nerviosismo y no les acaba de agradar la idea. Aunque la mayoría, acaba anteponiendo los beneficios de hacer una visita a la clínica para cuidar de su salud bucodental.
No obstante, se estima que entre el 13% y el 24% de la población tiene miedo al dentista y ha desarrollado lo que se denomina odontofobia, un temor intenso y de carácter irracional hacia el dentista. Aunque en la mayoría de los casos, se siente inquietud, pero no este miedo extremo e irracional.
Causas del miedo al dentista
Uno de los principales motivos del miedo al dentista suele venir por alguna experiencia pasada negativa, ya sea en la niñez o adolescencia.
Otro de los motivos puede venir de la expectativa de dolor. Aunque hoy en día los procedimientos son menos invasivos, indoloros y se cuenta con sedación y anestesia local.
También hay personas que tienen miedo a agujas y los instrumentos que se usan o incluso a la propia clínica dental, especialmente si va asociado a malos recuerdos.
Sea cual sea el origen del rechazo, es importante no dejarse llevar por el miedo y ser conscientes que ir al dentista es vital para la salud.
Claves para superar el miedo al dentista
En primer lugar, hay que tener en cuenta que los odontólogos son muy conscientes que algunos de sus pacientes no se sienten cómodos y que incluso alguno tiene miedo. Por eso es importante acudir a un dentista de confianza y empático, con el que nos sintamos a gusto.
Pero, ¿Qué se puede hacer si se siente esta inquietud o miedo?
- Identificar la razón del miedo, reflexionando sobre las causas y analizándolas con tranquilidad.
- Infórmate para resolver dudas, conocer el procedimiento y así estar más preparado.
- Cita en las horas menos concurridas: si vas por la mañana, seguramente encontrarás menos gente. Así, tampoco tienes todo el día para darle vueltas.
- Primera visita, una exploración. Así, si el tratamiento es sencillo puedes prepararte y coger más confianza.
- Decirle al dentista lo que sientes, sin vergüenza. También es importante hablar con él porque sabe cómo tranquilizar a los pacientes.
- Acuerda un gesto con el dentista si notas dolor, lo que te dará mayor tranquilidad y seguridad. Es muy útil, por ejemplo, alzar el brazo o la mano, evitando movimientos bruscos.
- Ir con un amigo o familiar porque la compañía de una persona de tu entorno ayuda a tranquilizarse y a tener más confianza y seguridad.
- Distraerse en la sala de espera, pues los momentos previos son tensos. Intenta hacer algo que desvíe tu atención como mirar el móvil, leer, ojear una revista, escuchar música o un audiolibro o hablar con alguien.
